La pandemia nos ha obligado a mantener un confinamiento en casa donde hemos tenido que convivir necesariamente muchas horas juntos.
Para muchos ha sido un redescubrir la vida familiar: el acompañar a los hijos en las tareas escolares, el ocio familiar, la oración y celebración en familia, el servicio entre todos los componentes de la familia, etc. son algunos ejemplos de los quehaceres que el confinamiento nos ha permitido dotarlo de un nuevo valor. Es lo que llamamos la Iglesia Doméstica o familiar, el fundamento donde se gesta la vida social y la vida de fe. La familia es el núcleo donde se aprende a ser buenos cristianos y honrados ciudadanos.
Nuestro Ágora en tiempo de pandemia nos llega hoy con el testimonio de Oscar Miraut Puyo, padre de familia y miembro de las células de discipulado de nuestra comunidad parroquial que nos ofrece un testimonio sencillo de cómo ha vivido esta situación de confinamiento junto a su familia.
Agradezco a Oscar su disponibilidad al compartir su testimonio de vida en el que muchos de vosotros se pueden ver reflejados en él.
Espero que os guste y os ayude
P. Alfonso, Parroquia San José
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