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sábado, 3 de octubre de 2020

ENTREVISTA A MARÍA SAN GIL

 


La vicepresidenta de la Fundación Villacisneros afirma que este Gobierno «no encuentra, desgraciadamente, una oposición firme y contundente que defienda, ideológica y pedagógicamente, lo más sagrado que tenemos, que es la vida».


María San Gil es una de las más de 100 personalidades de la vida pública española que han firmado el manifiesto de la Plataforma de Los 7000 en contra de la ley de eutanasia que el Gobierno quiere aprobar.

Pregunta: ¿Cómo se ha conseguido aunar las firmas de personas tan diversas y tan importantes?

Respuesta: Porque se trata de un tema muy sensible que nos afecta a todos, independientemente de la ideología de cada cual. Aunque el Gobierno quiere aprobar esta ley «por la puerta de atrás» y sin hacer ruido, la cantidad de firmas en el manifiesto evidencia que no hay una demanda social, ni urgente ni numerosa.

Pregunta: ¿Qué se ha hecho mal para que un tema tan importante como la vida y la defensa de la vida se haya politizado y se haya polarizado en dos bandos?

Respuesta: La defensa de la vida desde su concepción hasta su fin natural no debería estar politizada, porque defender la vida no es ni de derechas ni de izquierdas. Sin embargo, hoy en día tenemos un Gobierno de claro matiz totalitario que hace del aborto y de la eutanasia, entre otras, sus banderas, y que no encuentra, desgraciadamente, una oposición firme y contundente que defienda -ideológica y pedagógicamente- lo más sagrado que tenemos, que es la vida.

Pregunta: ¿Qué significan para usted los cuidados paliativos?

Respuesta: ¡Ojalá estuviéramos hablando de los cuidados paliativos en lugar de hablar de la eutanasia! Porque, si atendiéramos en serio y con rigor el campo de los cuidados paliativos, la eutanasia carecería de sentido. Los profesionales de los cuidados paliativos nos dicen que tanto las personas en el final de su vida como las personas con grandes limitaciones físicas, si están bien atendidas, no piden morir, sino vivir. Nadie quiere morir si su calidad de vida es digna. Solo quiere morir quien no tiene más esperanza que la muerte para acabar con su sufrimiento. Hay que invertir en el campo de los paliativos para evitar que las personas enfermas deseen morir. Ese debería de ser nuestro reto y no el de acabar con la vida de tantos seres humanos enfermos y desesperanzados por la falta de ayuda médica y humana.

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