Ante la indiferencia, la exclusión y el deterioro ambiental, que la pandemia no ha hecho más que acelerar, existe una vacuna que, sin embargo, apenas se utiliza. Se trata de «el amor inclusivo» que, como explica Francisco, es «social, es familiar, es político». Para que sea eficaz, es necesario convertir en oración la mirada a la precariedad vital de tantos hermanos y hermanas, sanar las heridas de la arbitrariedad empresarial y hacer que cada gesto sea un abrazo en el proceso de inserción laboral.
El verdadero amor social que hace fructificar las relaciones sociales, culturales, económicas y políticas, pasa por defender y extender el trabajo digno, que primerea con insistencia en la Jornada Mundial por el Trabajo Decente y forma también parte del quehacer de una pastoral del trabajo que hoy reclama más unidad y comunión.
Muy agradecidos por la publicación. Saludos.
ResponderEliminar¡ACOGE, ABRAZA, CUIDA, ACOMPAÑA…!
EliminarLA VIDA DEL MUNDO OBRERO
CON MISERICORDIA Y COMPASIÓN.