Queridos amigos; espero y deseo que estéis bien y hayáis tenido un verano provechoso y de descanso que permita afrontar los próximos meses con la Esperanza que nuestro ser cristiano nos da en estas difíciles circunstancias.
Nos vamos adentrando en el mes de septiembre y con ello es probable que también en la organización del próximo curso en nuestras parroquias, de ahí que me haya animado a compartir con vosotros algunas reflexiones.
Seguro que somos conscientes de la incertidumbre con la que se presenta el futuro, pero la falta de seguridad no puede conllevar desánimo y pasividad en nuestro quehacer diario, muy al contrario, creo que debemos ser creativos y con nuestra Esperanza cristiana dar respuesta a tantas necesidades que percibimos en los demás (y en nosotros mismos).
Conocéis sobradamente las acciones y proyectos que llevamos a cabo habitualmente en la pastoral de la salud (grupos parroquiales, atención en domicilios, asistencia en hospitales, Hospitalidad Nuestra Señora de Lourdes…) y de igual forma, aquellas que hemos iniciado en esta época de pandemia (atención a profesionales sanitarios, apoyo a situaciones de duelo, acompañamiento en situaciones de soledad y dificultad…). Lógicamente seguiremos ofreciéndolos y potenciando, y ni que decir tiene, que están a disposición de aquellos que estiméis oportuno.
Pero con todo, sabemos que hay dos cosas que son tremendamente necesarias y no fallan nunca; la oración y la celebración de la Eucaristía. Personalmente uno de los momentos de mayor gozo vividos estos últimos meses fue la Eucaristía vivida el pasado mes de julio en la S.I.Catedral y presidida por nuestro Obispo, por las víctimas de la pandemia. Me consta que muchas ya lo hacen, pero os invito a que en todas nuestras parroquias tengamos un día en el mes en que celebremos la Eucaristía teniendo presente a nuestros enfermos y fallecidos, ya sean víctimas o no de la Covid19. Como sugerencia, muchas lo hacen el día 11, coincidiendo con el 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes y día en que celebramos la Jornada Mundial del Enfermo en nuestra Iglesia.
Oración y Eucaristía no hay virus que nos la puedan quitar (permitidme la expresión), que sean por tanto pilares del futuro que nos viene. De esta forma también podremos tener presente a los que más sufren esta situación tan difícil, los enfermos y sus familiares.
Un apunte más, y concluyo. El alimento espiritual no debe faltar, pero por favor, debemos seguir manteniendo todas las medidas de seguridad posibles y recomendadas en nuestros templos y parroquias. Limpieza, uso de gel hidroalcohólico, mascarillas, distancia de seguridad de un metro y medio...Creo que con poco evitamos mucho.
Muchas gracias por tu tiempo y atención, como siempre estamos (estoy) a tu disposición para lo que necesites.
“...si dos de vosotros os ponéis de acuerdo, aquí en la tierra, para pedir cualquier cosa, mi Padre que está en el cielo os lo concederá. ” (Mt 18, 19)
Fernando F. Carmona Espinazo
Delegado Diocesano Pastoral de la Salud
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