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martes, 18 de agosto de 2020

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA: LOMLOE. Por Rafael Serrano

 

El título de la novela de Gabriel García Márquez, me sirve para encabezar mis reflexiones sobre la Ley de Educación, actualmente en tramitación parlamentaria, la LOMLOE, o Ley Celáa, como se la conoce. Y es que esta Ley, si se llega a aprobar en el Parlamento, cosa bastante probable, a mi juicio, nace muerta. Voy a explicar por qué lo creo así. En primer lugar, como la propia designación de la Ley anuncia, lo que trata es de recuperar la LOE, una Ley educativa que como todas las leyes educativas en España desde hace 40 años, resultó breve, nefasta e inconsistente, y ello debido a que en ella se buscaba más hacer una Ley ideológica, al servicio de intereses políticos y de partido, que dotar al sistema educativo de una Ley eficaz para lograr la mejor formación y educación de nuestros niños y jóvenes. 

A pesar de que la LOMLOE, manifiesta su intención de modificar la LOE (Ley Orgánica de Modificación de la LOE), tales modificaciones, lo que introducen además de la innecesaria utilización del leguaje “inclusivo” (niños y niñas; padres y madres; alumnos y alumnas…), es una mayor carga ideológica con un reforzamiento de la ideología de género. Por ejemplo, en su artículo 1 apartado l) dice; “El desarrollo de la igualdad de derechos, deberes y oportunidades, el respeto a la diversidad afectivo-sexual y familiar, el fomento de la igualdad efectiva de mujeres y hombres a través de la consideración del régimen de la coeducación de niños y niñas, la educación afectivo-sexual, adaptada al nivel madurativo, y la prevención de la violencia de género, así como el fomento del espíritu crítico y la ciudadanía activa”. Cabría preguntarse si se pretende transmitir la idea de que son equiparables cualesquiera tipos de familia; si pretende el Estado asumir el derecho y el deber de los padres de dar la educación moral de acuerdo con sus convicciones, y no cabe duda que la educación afectivo-sexual tiene mucho que ver con la formación moral. 

También claramente la Ley pretende privilegiar la coeducación, a pesar de que ya el Tribunal Constitucional desestimó un recurso, contra la LOECE, declarando CONSTITUCIONAL LA EDUCACIÓN DIFERENCIADA Y DEJA LA PUERTA ABIERTA A SU FINANCIACIÓN PÚBLICA SI LOS CENTROS CUMPLEN LA LEY. 

Creo que con lo anteriormente expuesto queda claramente de manifiesto el carácter fuertemente ideológico de esta Ley. Pero por otra parte hay otras razones que hacen de esta Ley, una más con fecha de caducidad. El Proyecto de esta Ley no ha contado con informe del Consejo de Estado; tampoco cuenta con consenso parlamentario, pues la enmienda a la totalidad fue votada por 153 votos, aunque estas enmiendas fueron rechazadas por 195 votos, trámite parlamentario que, por cierto se llevó a cabo en pleno estado de alarma. Tampoco cuenta con el apoyo unánime de la comunidad educativa, padres, sindicatos y centros privados. 

¿Puede una Ley en estas condiciones ofrecer garantía de perdurabilidad, al menos de diez años, como la Ministra pide para su total implantación? Cuando vivimos unos tiempos de una inestabilidad política, social, económica que no permite prever el futuro, ni el más inmediato, ¿quién puede predecir que no haya un cambio de Gobierno en poco tiempo y se vuelva a plantear otra Ley de Educación? 

España necesita un gran pacto por la Educación que garantice la formación de nuestros hijos de modo que se les ofrezcan mejores perspectivas de futuro. Esto es lo que debemos exigir a nuestros políticos. Está en juego el futuro de nuestros hijos y el de nuestra nación. 

En otros artículos abordaré otros aspectos del contenido de esta ley en que podemos ver luces y sombras. 

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