La fuerte crisis económica, con una devaluación de más de un 80% de la libra libanesa; el creciente número de casos de Covid-19, y las consecuencias de la tremenda explosión en el puerto de Beirut, el pasado 4 de agosto, colocan a Líbano en una situación de extrema gravedad.
Los barrios cristianos de la capital libanesa registraron los mayores daños de aquella explosión por su proximidad al epicentro y la Iglesia no da abasto a atender a las familias más necesitadas y a hacer frente a la reconstrucción de sus infraestructuras. Ante tantas dificultades, familias cristianas enteras se plantean abandonar su tierra. Líbano, país de acogida durante años de miles y miles de refugiados cristianos de Siria, Irak y Palestina, clama ahora tu oración, tu cercanía y muy especialmente tu generosidad.
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