Viernes Santo, 2 de abril, a las 12.00 horas, se celebró, en la Catedral de Cádiz, el tradicional Sermón de las Siete Últimas Palabras de Nuestro Redentor en la Cruz, que fue predicado por el obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza.
Debido a las limitaciones de aforo establecidas por la pandemia de la Covid-19, se ha decidido trasladar este acto de la Santa Cueva, donde se celebra tradicionalmente, al primer templo de la diócesis. Con este cambio de localización se permitirá el acceso a 200 personas, manteniendo la distancia de seguridad.
Durante el mismo, el cuarteto de cuerda “Concierto Ylustrado”, dirigido por el músico Carlos Jaime, interpretará el concierto compuesto al efecto por Joseph Haydn.
Las invitaciones podrán retirarse, en la sede del Obispado de Cádiz y Ceuta (c/Hospital de Mujeres 26, 11001, Cádiz), los días 29 y 30 de marzo, de 10.00 a 13.00 horas.
El Sermón de las Siete Palabras
“En aquella época era habitual celebrar un oratorio en la iglesia principal de Cádiz durante la Cuaresma. Los muros, ventanas y columnas se cubrían de tela negra, y sólo una única lámpara iluminaba la sagrada oscuridad. A mediodía se cerraban las puertas y la música comenzaba. Tras una introducción adecuada, el obispo subía al púlpito y pronunciaba las Siete Palabras y desarrollaba una homilía sobre ellas. Una vez finalizada, descendía del púlpito y se arrodillaba delante del altar. En este intervalo sonaba música. El obispo subía y bajaba del púlpito después de cada palabra y la orquesta intervenía al final de su alocución. Mi composición tenía que adaptarse a esos preparativos. La tarea de escribir siete adagios con una duración de diez minutos cada uno y que no cansaran a los oyentes, no era fácil…”.
Así relataba Haydn los pormenores de la difícil empresa que le fue comendada por el sacerdote José Sáenz de Santamaría, Marqués de Valde-Íñigo, a fines del siglo XVIII.
En 1783 el sacerdote inauguró la Santa Cueva y quiso engrandecer el templo con una pieza musical que acompañara la predicación de las siete últimas palabras de Cristo en la mañana del Viernes Santo. Así nacía una partitura que sigue interpretándose cada Semana Santa en el oratorio gaditano y que recuerda una de las épocas de mayor esplendor de la ciudad.
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