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martes, 1 de agosto de 2023

Decididos protagonistas de la misión de la Iglesia (JMJ)

 


PALABRAS DEL SR OBISPO

#JMJLisboa. Un nutrido grupo de jóvenes de nuestra diócesis, junto a otros muchos de toda España –cerca de 100.000—, se encuentran peregrinando a Lisboa, al encuentro con el Papa Francisco en la JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD, uno de los acontecimientos de la Iglesia más esperados en los últimos años. Se celebra en la primera semana de agosto, pero, antes del encuentro final, se curten como peregrinos, afianzan su experiencia cristiana, y hacen nuevos amigos. En este Festival de la Juventud tendrán lugar unos 500 eventos de fe, cultura y deporte; casi 300 actos musicales con bandas, coros, grupos de oración y musicales; muchas exposiciones sobre carismas y vida de santos. Allí se encontrarán nuestros jóvenes con millares de todos los países del mundo con los que comparten una misma fe. Todos saben que será una experiencia de comunión, un impulso a su vida cristiana, un contagio a su deseo de ser testigos de Cristo y protagonistas de la evangelización.

Las Jornadas Mundiales de la Juventud que inauguró San Juan Pablo II y han continuado Benedicto XVI y ahora Francisco han sido acontecimientos de gracia, de una alegría y belleza inigualable, que han marcado profundamente a varias generaciones de jóvenes en su sentido de pertenencia a la Iglesia, su catolicidad y el empeño de seguir a Cristo en su vocación y como decididos protagonistas de la misión de la Iglesia. Esta es la finalidad de estas jornadas que han tenido tanto impacto en todas sus ediciones. Del encuentro con Cristo brotan siempre buenos deseos y la voluntad de servir y amar a quien por amor ha dado la vida por nosotros. Este encuentro es un verdadero descubrimiento que enamora el corazón, más allá de las teorías y doctrinas, de donde nacen iniciativas de entrega al servicio de la misión, del cuidado de los pobres y necesitados, de compromiso con la Iglesia y con la sociedad.

Son muchos los jóvenes de nuestra diócesis que están en camino. Pertenecen a parroquias, colegios religiosos, movimientos, cofradías, etc. Demandan la belleza y la verdad, tienen sed de una palabra exigente que les ame de verdad, que les invite a liberarse de todo lo que ata al hombre a la esclavitud del pecado. Los jóvenes anhelan pureza, libertad y silencio, aunque se encuentren a veces desconcertados, desorientados, terriblemente solos, sin historia y, por tanto, sin futuro. Sin duda viviremos como peregrinos una experiencia de gracia, escuchando de nuevo la llamada del Señor a la conversión y a la entrega, pero, sobre todo, a descubrir el tesoro del que habla Jesús en el evangelio por el que se vende todo a cambio de su sorprendente riqueza y felicidad. También se verá fortalecida nuestra comunión diocesana y el deseo de anunciar a todos, especialmente a los demás jóvenes, que Jesús es el mejor amigo que nos busca siempre con amor inquebrantable y nos permite volver a empezar. Por algo el Papa Francisco se dirigió a los jóvenes en marzo del año 2019 diciéndoles: «Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la juventud más hermosa de este mundo. Todo lo que toca se hace joven, se hace nuevo, se llena de vida. ¡Él vive y te quiere vivo!». Corred atraídos por ese Rostro tan amado, que adoramos en la Sagrada Eucaristía y reconocemos en la carne del hermano sufriente. El Espíritu Santo os empuje en esta carrera hacia adelante. La Iglesia necesita su entusiasmo, sus intuiciones, su fe. 

A los adultos y a todos los jóvenes que no podáis asistir, os invito a que os unáis espiritualmente orando por los frutos de esta jornada. Podéis acompañarles apoyando su experiencia y alentando su generosidad para que este encuentro ayude a los jóvenes a encontrar el camino de la verdadera alegría, a conocer mejor al Señor y vivir la fe sin complejos ni prejuicios, a ser testigos alegres del Evangelio. Cuento con vuestras oraciones. Aunque a distancia, podéis mantener así el cuidado a la siembra que muchos hicisteis transmitiéndoles la fe.


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