Por ello, los obispos españoles han realizado una fuerte apuesta por el Testamento Vital, donde se expresen las últimas voluntades de las personas en caso de enfermedad o incapacidad total rechazando así la eutanasia y el suicidio asistido.
De este modo, desde la Conferencia Episcopal han realizado los formularios necesarios y han simplificado todos los trámites para que el mayor número de católicos, pero también no católicos, puedan dejar constancia oficial ante las autoridades de estas voluntades. (Puede acceder a toda la documentación y a los trámites aquí).
Uno de los obispos más movilizados en esta lucha contra la eutanasia y en favor de la cultura de la vida es el obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, que quiso dedicar la homilía de este domingo en la catedral a explicar la importancia de este Testamento Vital. Es mucho más que un documento, es una forma de frenar este cambio de paradigma de la sociedad occidental.
La aprobación de la eutanasia –indicó el prelado vasco- no es un hecho insólito. Y a los hechos se remitió. Tan sólo la semana pasada el Parlamento Europeo aprobó el informe Matic que define el aborto como un derecho universal cuestionando así la objeción de conciencia, mientras que el Vaticano se veía obligado a presentar una queja diplomática a Italia por su ley contra lo homofobia, que pena a quienes cuestionan la agenda LGTB.
“No son hechos aislados. Es un cambio de paradigma el que está aconteciendo”, recalcó el obispo Munilla.
Por todo ello, el obispo de San Sebastián vio conveniente explicar de manera pormenorizada por qué este testamento vital es tan importante. “Nos parece un momento adecuado para recurrir a este instrumento legal, para manifestar nuestras voluntades y cómo queremos vivir nuestra enfermedad y nuestra muerte”, dijo en referencia a la iniciativa de la Conferencia Episcopal Española.
Para facilitarlo de la mejor manera posible y llegar a todos los rincones los trámites se harán a través de las miles de parroquias, lo que garantiza llegar a los núcleos de las grandes ciudades y a los pequeños pueblos y aldeas.
¿En qué consiste este Testamento Vital? Monseñor Munilla indicó en su homilía que “se trata de un registro que en España está en todas las comunidades autónomas y en concreto la Conferencia Episcopal ha redactado un modelo en el que expresamos que llegado el momento de una enfermedad que nos deje postrados o sin capacidad de decisión pedimos en primer lugar que no queremos eutanasia ni suicidio asistido. En segundo lugar, que queremos cuidados paliativos proporcionales en medida de nuestras necesidades. Y en tercer lugar, que queremos asistencia espiritual, que un sacerdote pueda acceder al hospital, la residencia o la UCI”.
En muchas comunidades, en el historial médico de cada paciente hay una pestaña con las voluntades anticipadas por lo que en caso de presentar este testamento vital, éste estaría incluido en el expediente.
En esta campaña a gran escala, los papeles y los trámites se desarrollarán en las parroquias, para lo que se están creando grupos de voluntarios.
La pendiente resbaladiza que obliga a actuar ya
“Aunque se nos diga que no es necesario y que la eutanasia no se aplica nada más que a quien la pida, tenemos conocimiento de lo que ocurre en otras naciones donde la eutanasia ya es legal. En cuanto se aprobó comenzó una pendiente resbaladiza donde las condiciones para la aplicación de la eutanasia iban siendo modificadas para una mayor facilitación sin que se sepa realmente donde están los límites”, recordó el obispo Munilla.
En este sentido, el prelado recalcó que “partimos de la experiencia ajena”, y nada hace pensar que en España sea diferente.
Además, agregó: “vemos también la evolución de la cultura. La ley se aprueba diciendo que los médicos tienen derecho a objeción de conciencia y no se les va a obligar, pero también se dijo del aborto hace un tiempo y ahora vemos el informe Matic sobre que el aborto es un derecho social esencial”.
En la homilía alertó de esta “pendiente resbaladiza hasta el sinsentido” por lo que animó a todos a formalizar esta petición, lo que además –agregó “facilitaría la asistencia espiritual, porque a veces no es tan sencillo tener un acompañamiento cuando hay tantas normativas, a no ser que el paciente haya manifestado explícitamente que quiere una asistencia espiritual”.
Aunque sea una campaña de la Conferencia Episcopal no es tan sólo para los católicos. Según indicó Munilla, “hay muchas personas que sin ser creyentes entienden que hay una distancia infinita entre morir y matar. Y hay muchas personas no creyentes que aunque no todas las enfermedades son curables si entienden que son cuidables o acompañables. Seguro que habrá muchas personas que se sumen a este Testamento Vital”.
A continuación ofrecemos dos respuestas que ofrecen a preguntas frecuentes:
-¿Por qué es importante?
El testamento vital es esencial para dejar constancia, de forma anticipada, de nuestra voluntad de aceptar o rechazar determinados tratamientos médicos. De esta manera, se libera a los familiares del peso de tomar decisiones por el enfermo en situaciones tan difíciles.
También contempla nombrar a un representante legal en materia de tratamientos médicos encargado de velar por su cumplimiento y de tomar decisiones en previsión de una eventualidad no contemplada en el testamento escrito.
-¿Por qué anima la Conferencia Episcopal a que los fieles lo hagan?
Por dos razones:
Para evitar el atropello a la dignidad y a la libertad de la persona incapacitada que trae consigo la ley de la eutanasia.
Para ayudar a humanizar el proceso de muerte con una asistencia humana material y espiritual, estableciendo una línea que dé espacio a una verdadera alianza terapéutica entre el médico competente, los familiares y/o los eventuales representantes que no deberá ser trasgredida.
Con el testamento vital se especifica que no se quiere el encarnizamiento terapéutico o acciones terapéuticas sin esperanza, inútiles u obstinadas, ni la eutanasia entendida como toda medida adoptada para acelerar la muerte de modo directo o intencionado. De esta forma quedan garantizados los cuidados mínimos de sustento vital, como lo es la comida y la bebida en cualquier persona, mientras se considere razonablemente útil, evitando toda forma de ensañamiento terapéutico.a
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