El sábado 17, los internos abrían las puertas de su corazón a la “Madre” que de tantos peligros los había liberado a lo largo de su vida. A las nueve de la mañana la imagen de la Virgen llegaba a la prisión montada en una barca de Puente Mayorga y portada por los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria. La Virgen no llegaba sola, fue acompañada por más de veinte jóvenes que están realizando durante el mes de julio una experiencia de voluntariado con los internos del centro.
Una vez allí, se celebró la Santa Misa, presidida por el trinitario, P. Manuel García, en la cual se tuvo muy presente a todas aquellas personas que han muerto en el mar, buscando una vida más digna y justa. Durante la celebración el silencio rompía los muros de la prisión, creando un clima de oración profunda y de escucha a la Palabra de Dios. Muchos internos pidieron por sus familias, por los enfermos y en especial por los que habían muerto dentro de la cárcel.
Al finalizar la Santa Misa, los internos tomaron sobre sus hombros las andas de la Virgen y entre lágrimas, cantos, aplausos y vivas posesionaron a la Virgen del Carmen, llevándola a sus compañeros para que le elevaran una plegaria.
Una vez más, la Virgen se convierte en faro luminoso de nuestras vidas, en especial de los más necesitados y olvidados de la sociedad.
Damos las gracias a D. Ángel, párroco de Puente Mayorga, y a la Cofradía de la Virgen del Carmen de su parroquia, que prestaron las andas y la imagen de la Virgen para vivir una experiencia de fe entre los privados de libertad de nuestra diócesis.
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