El pasado 22 de agosto, la ONU celebró por primera vez el Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de actos de violencia basados en la religión o las creencias. Un hito que saluda con satisfacción la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), que, a través de su presidente ejecutivo internacional, Thomas Heine-Geldern, lo califica como “un paso importante para que en el futuro se escuche más la voz de los cristianos perseguidos”. “Estamos muy satisfechos. Lo esperábamos desde hacía mucho tiempo”, ha añadido.
Como relata ACN en una nota, la decisión se adoptó en mayo, cuando la Asamblea General de la ONU, con sede en Nueva York, aprobó la propuesta de Polonia, contando con el apoyo de Estados Unidos, Canadá, Brasil, Egipto, Irak, Jordania, Nigeria y Pakistán.
Un proceso largo
Una de las principales impulsoras de este hito ha sido la abogada y escritora Ewelina Ochab, muy sensibilizada con la situación de las minorías religiosas en Oriente Medio. Ochab ha reconocido que “fue un proceso largo con muchos participantes, pero ACN ha sido una de mis inspiraciones”.
Según datos del informe ‘Libertad religiosa en el mundo’, editado por ACN, el 61% de la población mundial vive en países donde no hay libertad religiosa, se discrimina y persigue a causa de la religión. Como reivindica Ochab, esta visibilización por parte de la ONU tiene el objetivo de “recordar a las víctimas y supervivientes de la persecución religiosa. Tener una fecha señalada es importante para no olvidar nuestros compromisos, pero no es una meta en sí misma, sino el inicio de una larga campaña para prevenir que no haya más víctimas en el futuro”.
Los cristianos, los más perseguidos
Como concluye Heine-Geldern, “si bien todas las comunidades religiosas sufren regularmente agresiones, los informes internacionales sobre la libertad religiosa confirman, desafortunadamente, que los cristianos son los más perseguidos”.
Por ello, para el presidente internacional de ACN, “el 22 de agosto no puede ser un fin en sí mismo, sino que debe iniciar un proceso que lleve a las comunidad internacional a un plan de acción coordinado para poner fin a la persecución religiosa y prevenirla en el futuro. A este día simbólico ahora le deben seguir acciones concretas”.
Una de las medidas que plantea ACN es el establecimiento, por parte de la propia ONU, de una plataforma para promover el intercambio con representantes de los grupos religiosos perseguidos. Otra sería la creación de un Tribunal internacional que se ocupe de la cuestión de la impunidad de los actos de violencia basados en la religión.
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