“Estamos viviendo un tiempo providencial con nuevas oportunidades para el Evangelio y la evangelización. Es un tiempo en que la Iglesia se abre a la llamada de una renovación profunda de su vocación discipular, misionera y profética. San Juan Pablo II lo dijo con insistencia y sabiduría pastoral: “la misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones” (Encíclica Redemptoris missio . El Papa Francisco quiere “despertar aún más la conciencia misionera de la missio ad gentes y retomar con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la pastoral” (Carta con ocasión del Centenario de la Promulgación de la Carta Apostólica Maximum illud). Nos hace recordar que el bautizado es misionero por naturaleza y encuentra su fuerza en el amor de Dios. Hemos de aceptar, por tanto, y configurar el momento presente como Kairós, como tiempo de gracia que nos es dado por Dios….”.
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