¡Cristo ha resucitado! Este hecho transforma la historia entera. Un hecho esperado, intensamente deseado. Este es el anuncio que la Iglesia grita con gozo, con sorpresa y asombro, pero con total seguridad: ¡Ha resucitado! Verdaderamente el Señor ha resucitado. No, nuestra fe no se apoya en fábulas, ni en ideas, ni en ideologías, ni en presuntas reconstrucciones idealizadas fruto de deseos insatisfechos: La resurrección de Cristo es un hecho real, histórico, verdadero.
Y un hecho que nos toca de lleno: «Habéis resucitado con Cristo». La vida del cristiano es una vida de resucitado. Hemos de volver a estrenar el gozo de sabernos salvados, la dicha de nuestra victoria sobre el pecado gracias a Cristo. Por tanto «buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios».
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