Distintas parroquias de la diócesis celebraron el pasado domingo la III Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores, con especial atención y cariño a la feligresía más mayor, acogiendo el llamamiento del Papa Francisco y en comunión con toda la Iglesia.
La intención particular que ha animado esta edición ha sido reforzar el lazo espiritual entre los jóvenes y mayores, facilitar el diálogo entre la tradición y las novedades del Espíritu. Así, la edición de este año invitó a plantearnos la pregunta interior de qué hacemos por las personas mayores, de si pensamos en ellas, y a la vez nos mueve a querer saber más de ellas, a aprender con ellas y a traer a nuestros corazones la voluntad de contribuir a que vivan con plenitud cristiana esta etapa de su vida.
De esta manera, el Secretariado Diocesano para las Personas Mayores difundió materiales de apoyo, donde se propuso que la celebración tuviese un diálogo espiritual entre jóvenes y mayores. Además, se buscó que la celebración fuese llevada a la vida personal de cada uno, visitando a un anciano, especialmente si estaba solo (una de las posibilidades para obtener la Indulgencia Plenaria concedida con ocasión de la Jornada).
Por otro lado, el Secretariado propuso a las parroquias y comunidades eclesiales aprovechar esta Jornada para agradecer al mayor todo lo que ha hecho y sigue haciendo por la Iglesia y la sociedad, eligiendo a algunos feligreses que hayan destacado de alguna forma en la vida eclesial de la parroquia o la comunidad. En este sentido, dando gracias a Dios por la vida y la bendición de las personas mayores, durante la jornada se hizo un reconocimiento de su valiosa contribución a la vida y a la transmisión de la fe. Con un sencillo gesto, la nueva generación expresó el agradecimiento de toda la comunidad cristiana y la voluntad de seguir creciendo juntos.
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO EN LA III JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y MAYORES
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