“La Doctrina Social de la Iglesia tiene de por sí el valor de un instrumento de evangelización: en cuanto tal, anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre y, por la misma razón, revela al hombre a sí mismo. Solamente bajo esta perspectiva se ocupa de lo demás: de los derechos humanos de cada uno y, en particular, del “proletariado”, la familia y la educación, los deberes del Estado, el ordenamiento de la sociedad nacional e internacional. La vida económica, la cultura, la guerra y la paz, así como del respeto a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte” (San Juan Pablo II. Centesimus annus, 54)
En artículos anteriores he expuestos los principios de la Doctrina Social de la Iglesia y sus valores fundamentales. En los próximos iré tratando de los diversos planos de la vida social sobre los que se proyecta esta Doctrina Social. Empezando por la familia, como primera sociedad natural y célula vital de toda la sociedad. La Sagrada Escritura nos muestra ya en el libro del Génesis cómo en el designio de Dios la pareja humana –hombre y mujer- constituye “la expresión primera de la comunión de personas humanas”. Así mismo la pareja humana recibe del Creador la misión procreadora, haciendo al hombre y a la mujer sus colaboradores. La familia es, en el designio del Creador, “el lugar primario de la humanización” de la persona y de la sociedad. En la familia se aprende a conocer el amor y la fidelidad del Señor, así como la necesidad de corresponderle; los hijos aprenden las primeras y más decisivas lecciones de sabiduría práctica a las que van unidas las virtudes. Es por ello que la Iglesia considera la familia como la primera sociedad natural, titular de derechos propios y originarios y la sitúa en el centro de la vida social. Es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué quiere decir amar y ser amado y, por consiguiente, qué quiere decir ser una persona. Pero también es la familia, comunidad natural donde se experimenta la sociabilidad humana y contribuye en modo único e insustituible al bien de la sociedad.
Ha de afirmarse, por tanto, la prioridad de la familia respecto a cualquier otra sociedad y al Estado. (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. II, 5, 209-213) ESTADO DE
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