El equipo sinodal de la Conferencia Episcopal Española y los responsables para la fase diocesana siguen haciendo camino juntos. El martes 1 de marzo mantenían un nuevo encuentro conjunto con un doble objetivo. Por un lado, para hacer balance de cómo se va desarrollando el proceso sinodal en este periodo intermedio. Pero a la vez, ir concretando cómo concluir el proceso en las diócesis y a nivel nacional.
En este encuentro se dialogó sobre el momento actual, teniendo como base las respuestas de las diócesis al cuestionario del equipo sinodal para valorar el camino recorrido.
Mirando al futuro, se va perfilando el final de esta primera fase del proceso sinodal, con la recopilación de las síntesis del trabajo que se ha realizado en las asambleas diocesanas y la organización, para el 11 de junio, de la Asamblea final.
Balance del trabajo recorrido en las diócesis
En este encuentro se ha podido hacer un balance del camino que se ha recorrido hasta ahora en las diócesis con las respuestas al cuestionario que, con este fin, envió el equipo sinodal de la CEE. Su objetivo, a través de las experiencias vividas en esta fase diocesana, tener una panorámica general sobre el camino que está recorriendo la Iglesia en España.
Estos son algunos de los datos que se desprende de esta consulta:
- Número aproximado de parroquias: hay un gran número de diócesis en las que están implicadas más de 100 parroquias.
- Número aproximado de grupos: muchas diócesis superan los 100 grupos y en varias, se han contabilizado más de 300.
- Participación mayoritaria de mujeres, un 70%.
- La edad media de los participantes se sitúa entre 55 y 60 años.
- Perfil de participantes respecto a su compromiso parroquial: catequistas; órganos sinodales parroquiales; liturgia; delegaciones diocesanas; hermandades y cofradías; centros de enseñanza; cáritas; prisiones; pastoral de la salud; misiones; y grupos de oración…
- Perfil de los participantes según su relación con la Iglesia: Laicos adultos, en torno a un 80%; jóvenes, en torno a un 10%; niños y adolescentes, en torno a un 5%; miembros de asociaciones, en torno a un 20%; consagrados/religiosos y sacerdotes, en torno a un 10% (en grupos de parroquias); y miembros de otras Iglesias, nula, excepto casos muy puntuales.
- Además hay un mayor porcentaje participando a través de CONFER, en Congregaciones y Monasterios.
¿Quiénes se han implicado en el Sínodo?
Según los datos recopilados en las diócesis, no ha sido fácil llegar a las personas alejadas de la Iglesia. Sin embargo, sí se ha conseguido implicar a asociaciones civiles, miembros de partidos políticos, de prisiones, centros de acogida, universidades y centro educativos, o usuarios de servicios como Cáritas.
El uso de encuestas digitales han facilitado bastante la participación.
¿Cómo se está trabajado en las diócesis?
La mayoría de las diócesis trabajan en una triple dirección: presentando lo que es y lo que implica el proceso sinodal con actividades por distintos puntos de la diócesis. Elaborando materiales propios teniendo como base el Documento preparatorio del Sínodo. Y mediante encuentro formativos.
Para coordinar los trabajos se han creado equipos diocesanos sinodales, que también se han encargado de la labor de formación. También se han creado, en algunos casos, espacios de coordinación con las parroquias.
La mayoría de las diócesis reconocen estar en torno a la mitad del proceso, pues hay grupos que todavía están arrancando, pero otros están ya preparando la síntesis final.
El trabajo se está centrando en la respuesta al cuestionario que se ofrece en el Documento preparatorio del Sínodo, si bien concretado en los materiales propios promovidos por los equipos sinodales diocesanos.
¿Cómo se valora esta experiencia sinodal?
La valoración del proceso sinodal en esta fase diocesana es prácticamente por unanimidad positiva, especialmente entre los laicos. Se habla de entusiasmo, interés, alegría, novedad, oportunidad, ilusión, y esperanza.
Se destaca especialmente el hecho de que está ayudando a descubrir la corresponsabilidad, la necesidad del protagonismo de los laicos y a abrir nuevos horizontes de trabajo pastoral. También se valora positivamente que está sirviendo para tomar una mayor conciencia de comunidad parroquial y de acercamiento a la Iglesia.
En estos meses de trabajo también se han detectado algunas dificultades a nivel externo e interno. Respecto a las primeras, señalan la integración de la propuesta sinodal en los ritmos, planes y proyectos diocesanos que estaban ya en marcha y la pandemia, que ha impedido poder celebrar encuentros programados y reuniones de grupo.
A nivel interno destacan la falta de motivación, el desconocimiento de lo que es e implica la sinodalidad; la diferencias en los diálogos; y la dificultad para llegar a los alejados.
¿Cómo se plantea el final de esta fase diocesana?
Prácticamente todas las diócesis tienen ya en agenda celebrar una asamblea final que sería entre los meses de marzo y junio.
La Asamblea final estará centrada en la presentación de la síntesis diocesana de los trabajos, en compartir testimonios sobre la experiencia y en la celebración comunitaria de la fe, principalmente a través de la Eucaristía.
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