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miércoles, 3 de julio de 2019

Los Talleres de Oración y Vida cumplen 25 años en nuestra diócesis


Los talleres de Oración y Vida, fundados por el Padre Ignacio Larrañaga, son una forma de evangelización más positiva de lo que sea mostrado hasta ahora .Es una presentación, más vibrante y activa de Jesús ya que facilitan una mejor adaptación a las necesidades de la sociedad actual y a lo que realmente las personas necesitan.
Están basados en el amor y en lo que este es capaz de alcanzar. No en el temor ni en el castigo… su fuente es la Biblia con Cristo como centro. Asimismo son fuente de vocaciones apostólicas, pues toda experiencia acaba en testimonio.
Por otra parte los Talleres de Oración y Vida (TOV) son un servicio y exclusivamente laical que se desarrollan con un carácter práctico y experiencial: “orando se aprende a orar” tienen también una función liberadora y sanadora a través del conocimiento de Dios y del conocimiento propio. Su finalidad es despertar en los que los realizan un compromiso con los pobres y los más necesitados, pues “son los pobres el lugar privilegiado donde Dios habita”.
Los talleres se vienen impartiendo en la diócesis de Cádiz y Ceuta desde hace más de 25 años. Numerosos guías han dejado sus huellas en muchas de nuestras Parroquias llevando este mensaje de sanación transformación e identificación con Cristo.

Actualmente tenemos guías de talleres en Ceuta, Algeciras, Barbate y Cádiz. Este año en la ciudad de Cádiz tenemos dos nuevos guías. El 18 de mayo, en una sencilla ceremonia, que se celebró en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, fueron enviados : Cristina Beltrán Rodríguez Rubio y Alberto Carabot Ramírez. Ellos han aceptado seguir a Jesús comprometiéndose en esta nueva tarea evangelizadora a través de los Talleres de Oración y Vida.
En dicha ceremonia estuvieron también presentes los miembros de la Coordinadora Nacional de TOV, los hermanos guías de Algeciras y Ceuta y un numeroso grupo de fieles que en gran parte habían recibido los TOV. Fue un acto entrañable en el que el padre Juan Martín Baro cuidó hasta el último detalle.

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