La segunda edición de Testigo Directo: problemas de nuestra sociedad desde un enfoque humanista, cristiano y personal, ha llegado hoy a su fin con la celebración de su tercera jornada. Villa Elisa, en Benicasim (Castellón), ha acogido este ciclo de tertulias impulsado por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) en el que diversos expertos debaten en torno a la política y la paz, la libertad de prensa y los jóvenes.
Esta última jornada ha corrido a cargo del rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Higinio Marín, acompañado por los estudiantes de ciencias políticas y relaciones internacionales, Pablo Cardona y Alberto Martínez, y ha estado conducida por Paz Ferrín, delegada de medios del Obispado Segorbe-Castellón.
El debate ha versado sobre las amenazas y debilidades de la juventud, así como de las fortalezas y oportunidades en este período de vida. También se ha hecho principal hincapié en el papel de la educación y formación de principios y valores desde un punto de vista cristiano y humanístico.
«Juventud abducida»
Por su parte, los estudiantes participantes en el debate han corroborado las afirmaciones de Marín, y Cardona ha matizado que esta no es una situación de todos los jóvenes, aunque sí una gran parte. Para el estudiante de política, los jóvenes actuales se dividen en tres grupos: «una juventud abducida o corrompida; un grupo del medio más neutro, que no está corrompido pero no hace mucho por ir más allá; y el último grupo, que es una juventud que realmente sabe que existe un problema, sabe que hay que combatirlo y que es una juventud que no se queda quieta».
Y es que los datos avalan la difícil situación que viven los jóvenes hoy en día en España. La representación de la juventud ha descendido hoy en día con tan solo un 14 %, una bajada histórica. Y es que la dependencia parental se alarga hasta los 30 años y solo el 15 % de la juventud se emancipa. Y respecto a las creencias religiosas y la fe, tan solo el 20 % de los jóvenes se declara católico y el 47% ateo o agnóstico.
Respecto a este panorama que se encuentran los jóvenes, donde la fe y la educación son unos pilares fundamentales, Marín ha señalado que «El CEU es un oasis». Una afirmación que han compartido los estudiantes, que han catalogado a la universidad católica como un «espacio seguro» y que representa «una última oportunidad de enderezarnos y centrarnos para salir de la universidad como jóvenes comprometidos y con ganas de hacer cosas y de cambiar la sociedad».
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