La Iglesia de Cádiz y Ceuta no es ajena a la complicada situación que vive todo nuestro país. Este delicado momento nos sitúa ante la realidad de nuestra vulnerabilidad y pone a prueba nuestra responsabilidad como ciudadanos y también como cristianos. Vivimos momentos excepcionales que requieren medidas excepcionales. Por ello, desde el inicio de esta crisis sanitaria, el Obispado de Cádiz y Ceuta ha recomendado a los fieles seguir, en todo momento, las indicaciones emitidas por las autoridades competentes.
Derivadas de estas indicaciones, el Obispo de Cádiz y Ceuta ha dispuesto lo siguiente para todos los fieles, parroquias y lugares de culto público:
- Las iglesias han de permanecer abiertas mientras las autoridades no dispongan lo contrario.
- Las misas diarias y dominicales, la administración de los sacramentos, así como las celebraciones litúrgicas, se mantienen.
- Se dispensa del precepto dominical a todos los fieles. Rogamos a las personas que, por sus condiciones de salud, edad o contacto con población de riesgo, no asistan a celebraciones. Se recomienda seguir estas celebraciones a través de los medios de comunicación.
- Suspender toda actividad formativa (catequesis, reuniones, convivencias, encuentros) prevista. Suspender concentraciones, como encuentros devocionales, retiros, etc, habituales en la pastoral ordinaria.
- Se suprimen las visitas turísticas a las Iglesias y museos diocesanos.
Como se indicó anteriormente:
- Se aconseja a los fieles, en todo momento, seguir las pautas de prevención dispuestas por las administraciones sanitarias y profesionales de la salud.
- En el caso de los templos, ha de retirarse el agua bendita de las pilas que hay en las entradas de las iglesias y en otros lugares de devoción.
- En las celebraciones eucarísticas, los celebrantes y ministros de la comunión, deberán lavarse las manos antes y después de distribuir la comunión.
En este tiempo de Cuaresma, de especial importancia e intensidad espiritual para los cristianos, hemos de ser conscientes de que vivimos un especial momento de prueba en el que hemos de unirnos especialmente a Cristo en su pasión. Esta experiencia espiritual hemos de intensificarla personalmente a través de las prácticas devocionales privadas, como el rezo del Santo Rosario, el ejercicio del Via Crucis, la Liturgia de las Horas y la oración, que han de ser en estos días la muestra de nuestro amor y confianza en Dios. Intensifiquemos, además, la oración por todos los enfermos y por los que trabajan en los servicios de salud y el cuidado de las personas, pidiendo al Señor que, en su infinita bondad, permita el fin de esta pandemia.
Los cristianos hemos de caracterizarnos en estos momentos por el ejercicio de nuestra caridad expresada en la solidaridad para con todos, comenzando por ser rigurosos en el cumplimiento de las indicaciones expresadas por las autoridades competentes, así como en la atención a los necesitados y sus familias.
Se pide a los sacerdotes disponibilidad y especial esmero para atender a los enfermos llevando la fuerza de la Palabra de Dios y la Eucaristía y acompañando a los profesionales sanitarios y voluntarios en este especial momento.
Nos encomendamos a la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Salud de los Enfermos, y a nuestros patronos San Servando y San German para que intercedan por nosotros.
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