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jueves, 19 de marzo de 2020

10 consejos de una monja de clausura para vivir los días de confinamiento y no morir en el intento.


Las Carmelitas Descalzas de Cádiz nos hacen llegar este artículo como un particular granito de arena para afrontar la crisis sanitaria que estamos viviendo. Así, desde el Monasterio del Stmo. Corpus Christi y San José aseguran que «ya que lo nuestro es ‘estar amando’, queremos ser un espacio de paz y luz para todos. Rezamos con vosotros a la Madre de Dios, pidiendo gracia para salir de esta situación más fortalecidos».
De esta manera, han querido compartir con toda la diócesis lo que para ellas es su experiencia de vivir siempre en el mismo sitio. «La clausura también se aprende y se puede vivir como una escuela de libertad, interioridad y dominio propio. ¡Ánimo! Quedaos en casa y vividlo en plenitud, es un reto interesante».
  1. ACTITUD DE LIBERTAD.
Lo más fundamental es la actitud con que vivas, la interpretación que haces tú mismo de la situación, la consciencia de que no es una derrota. Paradójicamente, ésta puede ser una oportunidad de descubrir la más genuina y grande libertad: la libertad interior que nadie puede quitarte, la que procede de ti mismo. Es verdad que las autoridades nos “obligan” a estar en casa, tu libertad consiste en adherirte voluntariamente, sabiendo que es por un bien superior. Libre es el que tiene la capacidad de asumir la situación porque quiere hacer lo correcto. No estás encerrado en casa, has optado por permanecer ahí “libremente”.
2. PAZ DONDE SE ENSANCHE EL ALMA.
Mira dentro de ti mismo, el más amplio espacio para expandirte y ser feliz está en tu corazón, no necesitas espacios externos, sino andar con holgura en tu propio mundo. Dale cabida a la creatividad, escucha tus propias inspiraciones y encuentra la belleza de la que eres capaz. Tal vez aún no has descubierto que en la paz del alma brota vida… la vida es creación de más vida, comunicación de gozo y amor. Cuando te acostumbres a vivir en ti, ya no querrás salir.
3. NO TE DESCUIDES, LA PAZ HAY QUE TRABAJARLA.
Ejercita virtudes que requieren de concentración y autoconocimiento, esas que normalmente descuidamos por estar ocupados en mil quehaceres “externos”. 

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