No es terror, es thriller carcelario y teológico
La película puede ser subversiva a varios niveles para un espectador que justifica ciertas penas de muerte porque le puede hacer pensar, de fondo, en las misteriosas palabras de Jesús: "Perdónales, porque no saben lo que hacen". El criminal Edward dice que él hizo esos crímenes, que un demonio le obligó. Es la gran pregunta que encargan al psicólogo James Martin: ¿está loco, es consciente?
La ejecución de Cristo es la ejecución de un inocente, Él atrae sobre sí el castigo que no merece. Lo matan por librarse de un problema. Aquí, como en todo lo demoníaco, se da la inversión: quien merece el castigo atraerá la terrible tortura sobre otra persona que no es el responsable. Que la ejecución es terrible nos lo dicen primero con detalle y lo muestran luego. Desde el segundo fotograma vemos, apenas unos segundos, por la ventanilla, unos carteles verdes: "No maten", "La vida es preciosa".
Cine que levante ampollas
No es que la película reparta muchos carnés de inocencia. Edward, o su "otra personalidad", le dice al doctor cosas que ha hecho, que la sociedad no castiga pero que, si se analizan, uno ve que están muy mal. Como en el caso de Cristo, ejecutar un inocente está mal, y muestra que el poder que por miedo damos al Estado (al César) rápidamente es abusado. Mencionan cosas incómodas, de ética de la vida, que probablemente han enfadado a algunos críticos y distribuidores. Es el cine que vale la pena, el que levanta ampollas.
"Mi amo nos regala muñecos", dice el maligno Nefarious. Y vemos al hombre destrozado, gimoteando, como un muñeco roto. "Mira el vacío del hombre, si Tú le faltas por dentro", dice el himno al Espíritu Santo.
La película se filmó mucho antes de toda la polémica sobre las "bendiciones" de Fiducia Supplicans ("rápidas, de 15 segundos, sin preguntar nada", decía su promotor, el cardenal Fernández). Aquí tenemos un cura que no sólo no cree en lo demoníaco, sino que tampoco quiere de verdad acompañar.
"Dios te bendiga", dice, de lejos, esa bendición rápida, pero sin implicarse, sin tocar, sin tomar de la mano, sin escuchar, sin interceder de verdad, con ganas de cumplir lo mínimo y salir corriendo. Intuimos que incluso un cura mediocre podría haber logrado muchas cosas buenas, tan solo con que hubiera mostrado más interés, si se hubiera quedado.
Estructura clásica que atrapa
La estructura de la película es clásica. Si Nefarious anuncia tres asesinatos ese mismo día, hay tres "asaltos" en el ring, y luego un desenlace, y después una coda. Hay una cierta inevitabilidad, un paso inexorable, fase tras fase, que nos angustia.
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