¿Cómo puede ser liberador para una madre matar a su propio hijo? ¿Cómo puede ser concebido como un “derecho humano” un acto que resulta tan brutal como antinatural? Si la vida es un derecho humano, ¿puede serlo también el derecho a matar a esa vida? ¿Es este el futuro que deseamos legar a nuestros hijos?
La sociedad española ha de decir “basta” a esta sinrazón. Los españoles no podemos seguir aceptando con nuestra indiferencia las imposiciones intolerables de unas élites intolerantes que deconstruyen la sociedad, destruyendo su célula vital, la familia, al capricho de sus intereses espurios. Tenemos, no ya el derecho, sino el deber de salir a la calle; el deber de demostrarles que no somos tan manipulables como piensan; el deber de decir públicamente SÍ A LA VIDA.
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