Nacido en una familia humilde, de una localidad pequeña de Baviera. Hijo de un policía local y una cocinera, Joseph Ratzinger siempre fue una persona sencilla, austera, sin interés por la propia imagen o la relevancia social. Ese origen es clave para entender su incomodidad en los grandes eventos, donde era aplaudido y admirado. Tampoco se veía elevado a puestos de responsabilidad, ya que no se consideraba a la altura y prefería dedicar horas al estudio o la enseñanza, antes que a la gestión y administración.
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