Encuentro hoy en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Y por la tarde cita con la Congregación para la Educación Católica.
La presente semana, D. Rafael nuestro Obispo de Cádiz y Ceuta, está visitando al Santo Padre, junto con los demás obispos de Andalucía, para realizar la Visita ad limina, es decir, una peregrinación a la sede o umbral de los sepulcros de los apóstoles Pedro y Pablo. Se trata de la visita establecida por el Código de Derecho Canónico que todos los obispos católicos deben hacer a Roma cada cinco años. Comprende la peregrinación a las basílicas donde se veneran las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, como expresión de comunión eclesial, y el encuentro con el Papa como sucesor de san Pedro, y se presenta también un informe sobre la situación de la Iglesia en la diócesis que cada obispo tiene encomendada. Los obispos andaluces celebraremos la Eucaristía en las cuatro Basílicas Romanas: San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros, y participaremos en un encuentro con el papa Francisco para escucharle, dialogar con él y abordar toda clase de situaciones pastorales, problemas y desafíos propios de la evangelización.
La visita Ad Limina se viene haciendo desde la más remota antigüedad cristiana y conserva un profundo significado espiritual. Constituye un momento de honda colegialidad episcopal y de caridad fraterna entre los obispos y el Papa que afianza nuestros vínculos. Se trata de un momento de especial comunión que favorece la unidad, y no de un simple trámite burocrático ni de un simple acto administrativo –como mero cumplimiento de una obligación protocolaria y jurídica—, algo mucho más significativo y valioso en este tiempo de crecimiento en la sinodalidad. Lo más importante para mí, es poder estar con el Papa como Sucesor de Pedro, escuchar sus indicaciones y recibir la orientación y la luz que ha de servir para nuestra Iglesia diocesana (Dijo D. Rafael).
Están visitando también los diversos Dicasterios de la Curia Romana –que son los ministerios del Vaticano— para reflexionar con sus responsables sobre los asuntos de su competencia: la Congregación de los Obispos, Enseñanza, Causas de los Santos, Doctrina de la fe, Culto divino, la Promoción Humana y la Emigración, Familia y vida, etc. La Iglesia es, ciertamente, nuestro hogar, pero también es «signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano» (LG, 1) y de este modo se dispone para acercarse más a todos proponiendo su amor para hacerlo presente en la sociedad.
Os pido oraciones por el Papa y por los buenos frutos de esta Visita. Que vuestra plegaria durante estos días tenga presentes a los Sucesores de los Apóstoles que nos ponemos en camino al encuentro del Santo Padre llevando sobre todo vuestros problemas, experiencias, sufrimientos y proyectos, porque en esta visita estáis todos junto a nosotros en el sendero de amor y la misericordia que Jesús nos ha manifestado para caminar como hermanos en la Iglesia. Oremos juntos para que nos renueve el Espíritu Santo y seamos fieles discípulos y apóstoles del Señor, sus testigos misioneros que en la comunión de la Iglesia le hagan presente en el mundo.
Estaréis siempre presentes en los diálogos y trabajos de evangelización que vamos a compartir, y, sobre todo, en mi oración como peregrino ad limina apostolorum –a las puertas de los sepulcros de los Apóstoles Pedro y Pablo—, implorando su intercesión (palabras de nuestro Obispo).
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