Con motivo del Día de las Personas Sin Hogar, que se celebra el próximo 27 de octubre, miles de personas han salido este mediodía a las calles y plazas de toda España para participar en actos de calle simultáneos con el que poner cara al grave problema del sinhogarismo, reclamar visibilidad de esta realidad olvidada que afecta a personas concretas, con nombre y apellidos, y reivindicar la puesta en marcha de políticas sociales que defiendan sus derechos.
En nuestra Diócesis el acto de calle ha tenido lugar en la Alameda Moreno de Guerra de San Fernando. Han participado más de 50 personas entre voluntarios de Cáritas, participantes de los proyectos de personas sin hogar y ciudadanos anónimos. El acto ha consistido en una «dramatización» de como es vivir en un hogar normalizado y como es vivir en la calle sin seguridad ni dignidad. A continuación, se ha guardado unos minutos de silencio como denuncia y rechazo a un mundo que deja en los márgenes a miles de hombres y mujeres y, finalmente, se ha leído el manifiesto de la campaña.
Poner cara al sinhogarismo
En esta 27ª edición de la Campaña, las organizaciones promotoras de la misma —Cáritas, Faciam (Federación de Asociaciones y Centros de Ayuda a Marginados), XaPSLL (Xarxa d’Atenció a Persones Sense Llar de Barcelona) y besteBI (Plataforma por la Exclusión Residencial y a favor de las Personas Sin Hogar de Bilbao)— urgen a toda la sociedad a “poner cara al sinhogarismo” para tomar conciencia del verdadero alance de esta sangrante realidad social.
A través de esta movilización ciudadana, además de decir «¡basta ya!» a las vulneraciones de derechos, de invisibilidad, de sufrimiento, de vivir en la calle, de inseguridad, de agresiones, de no poder acceder a una vivienda y, en definitiva, de no tener hogar, este año el objetivo es ponerle cara al sinhogarismo. Porque poner cara y rostro es el primer paso para contribuir a una sociedad más inclusiva que no deje en los márgenes a ningún ser humano, que siempre es su auténtico valor.
Al elegir como imagen de la campaña de este año un rostro femenino, las entidades promotoras de la Campaña quieren destacar cómo el problema del sinhogarismo está afectando doblemente a las mujeres, quienes, junto a una menor visibilidad en la calle, son mucho más vulnerables a sufrir agresiones y situaciones de violencia.
En el marco de esta jornada reivindicativa, son numerosas las Cáritas Diocesanas que han convocado jornadas de puertas abiertas en sus recursos sociales para personas sin hogar, para acercar a la ciudadanía a la realidad del sinhogarismo.
Asimismo, han sido las propias personas sin hogar quienes han protagonizado las distintas convocatorias, tanto participando en los actos de calle, como leyendo el Manifiesto que ellos mismos han redactado o aportando sus testimonios en los actos informativos con medios de comunicación que se han celebrado en toda la geografía nacional.
Manifiesto
Este es el texto del Manifiesto que se ha leído esta mañana en todos los actos celebrados en las distintas convocatorias públicas.
El próximo 27 de octubre celebraremos la Jornada que trata de visibilizarnos a las personas sin hogar. No tener hogar es más que no tener una casa… se trata de un cúmulo de aspectos que engloban un espacio físico pero también otras dimensiones que son fundamentales para nuestro bienestar y el de todo ser humano (relaciones, sentido vital, acceso a derechos…). Las diferentes organizaciones en las que participamos nosotras y nosotros, llevamos ya 27 años celebrando esta jornada que trata de sensibilizar sobre esta realidad y abrir caminos que nos ayuden a afrontarla. Sin embargo, y a pesar de los logros innegables conseguidos, nos da la impresión de que se asemeja a una tormenta de verano que, una vez pasada, nos sumerge de nuevo en la invisibilidad en la que habitualmente vivimos.
El lema de este año nos invita a ponernos cara… Todos sabemos la importancia que tienen los rostros concretos a la hora de sintonizar con los problemas. Se calcula que en España son unas 40.000 las personas que nos encontramos en situación de sin hogar.
Esta cifra se agrava al conocer, tal y como nos indica el Informe FOESSA, que la exclusión social severa ha crecido en nuestro país y que las situaciones de personas que vivimos en hogares precarios o de inseguridad en la vivienda está también en aumento.
Pero detrás de estos datos fríos y anónimos siempre estamos personas concretas, personas que sufrimos y lloramos, personas que amamos y perdonamos, personas que, en definitiva, queremos ser felices. Cuando somos capaces de superar nuestros miedos, estereotipos y prejuicios y acercaros a nosotros, podréis observar que representamos una realidad tan plural, en la que podéis descubrir, como en todo ser humano, hombres y mujeres que estamos llenos de miserias, de riquezas y de posibilidades. Poner cara y rostro es el primer paso para contribuir a una sociedad más inclusiva que no deje en los márgenes a ningún ser humano que siempre es su auténtico valor.
Nos parece importante que, de cara a afrontar el problema social que tenemos delante, junto a la cercanía, comencemos afrontando con diligencia la prevención de las situaciones que llevan al sinhogarismo. Como en la salud, la transformación comienza previniendo las circunstancias que lo provocan. En ese sentido son muchísimos los aspectos que intervienen para que una persona acabe en situación de sinhogarismo.
Podríamos decir que cada persona tiene su propia historia y su propio proceso. Sin embargo, hay algunos aspectos que coinciden en los procesos de la mayoría de nosotras y nosotros. Estos elementos tienen mucho que ver con la falta de recursos económicos y de ayudas sociales; con la falta de un trabajo digno; con las circunstancias personales (enfermedad, adicciones, relaciones familiares, hábitos…); y al final, con la ausencia de acceso al derecho a una vivienda.
Si estas son las circunstancias que abocan a tantas caras y rostros a vivir en la calle, como sociedad tenemos que afrontar el reto de trabajar juntas y juntos en la prevención del problema. En ese sentido nos preocupa este tipo de sociedad que estamos construyendo donde las relaciones se están debilitando y donde los lazos personales se rompen o se mueven desde claves utilitaristas o economicistas. Junto a ello, nos preocupa enormemente la realidad del trabajo que impide, en muchas ocasiones, una vida digna que posibilite salir de la exclusión y de la pobreza.
Por ello, con el objetivo de prevenir y de decir ¡basta! a la situación que viven tantas personas sin hogar, realizamos las siguientes peticiones a los diferentes colectivos implicados:
- A la ciudadanía:el sinhogarismo es siempre una vulneración de Derechos que tiene solución. Por ello, es importante superar prejuicios y miedos, y aproximarnos con sumo respeto y delicadeza a estas personas: solo cuando descubrimos en ellos caras y rostros concretos, se nos permitirá afrontar el problema que tiene solución desde la clave de la relación y de la humanidad. Lo que nos humaniza es la relación
- A las entidades sociales:agradecemos el innegable trabajo que realizan en nombre de todos y todas. En ese sentido, hay que seguir impulsando espacios de coordinación y trabajo en red, de cara a avanzar en respuestas adecuadas y eficaces a situaciones de prevención del sinhogarismo.
- A los medios de comunicación:les pedimos una información sensible y no estereotipada de la realidad de las personas en situación de sin hogar, donde se incorpore el discurso y narrativa de las propias personas afectadas por el sinhogarismo.
- A las administraciones públicas: reclamamos el desarrollo de unas políticas públicas de prevención del sinhogarismo reales, que se anticipen a la pérdida del hogar y que garanticen el acceso a los recursos adecuados, así como el impulso de medidas de acceso a una vivienda pública de alquiler social. Igualmente nos parece importante que se potencien empresas sociales de inserción y cooperativas sin ánimo de lucro como espacios privilegiados donde avanzar en procesos de inclusión junto con aquellas personas que lo tienen difícil en el mercado laboral convencional.
¿Y tú, qué dices? Di basta. NADIE SIN HOGAR
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