Con el Salón de actos del Seminario Diocesano lleno, los Propagandistas del Centro de Cádiz inauguraron el curso con una conferencia de Francisco Serrano Oceja sobre el nuevo Papa titulada, “Leon XIV, ¿Un nuevo San Agustín?
El acto, presidido por D. Rafael Zornoza, obispo de la diócesis, comenzó con unas breves palabras de bienvenida del Secretario del Centro en las que tras agradecer al Seminario su disponibilidad explicó brevemente qué es la ACdP y cuál es su carisma, para a continuación presentar al conferenciante, al que agradeció su disponibilidad y del que destacó su trayectoria profesional como Catedrático de Periodismo, periodista y escritor, añadiendo que “es un experto en asuntos de la Iglesia, lo que significa que cuando escribe o cuando habla sobre el tema, lo hace bebiendo de las propias fuentes que producen la información o de quienes se encuentran muy cercanos a esas fuentes, por eso la suya es una opinión de mucha calidad”.
A continuación, tomó la palabra el prof. Serrano Oceja que expuso de forma brillante y amena las que podrían ser las líneas maestras de este papado. Comenzó afirmando que como católicos creemos que la inspiración del Espíritu Santo guía a quienes participan en el conclave para que el elegido sea el que en cada tiempo conviene a la Iglesia. Asimismo, explicó que León XIV, en muchos aspectos, continuará la labor iniciada por Francisco si bien dándole su impronta personal que ya se está manifestando en aspectos tales como una cuidada relación con los medios de comunicación para evitar la sobreexposición, una gobernanza en la que le serán de mucha utilidad sus años de experiencia como Superior de los Agustinos y su experiencia misionera que le proporciona un conocimiento notable de la realidad de la Iglesia en todo el mundo.

Al abordar las líneas principales de su papado destacó y glosó que León XIV es “introvertido, sereno, institucional, prudente, sabe escuchar y escucha más que habla, inclinación clásica, muy religioso y agustiniano de constitución. Escasamente mediático, aunque respeta a los medios. Le gusta estar informado. Más textual que verbal. No improvisa. Valora su privacidad”.
“El Papa León XIV se presentó -señaló- como un hombre que valora la privacidad y admitió que ese fue uno de los aspectos que más sufrimiento le causó en el momento de su elección: “Francamente, no es nada fácil renunciar a todo lo que eras y tenías en el pasado y asumir un rol que es de veinticuatro horas al día, básicamente, y tan público. Se sabe todo sobre mí, pasado, presente, etcétera, y las responsabilidades y la misión en sí”, dijo. Admitió que asumir el papado ha sido para él una peregrinación entre “la muerte y la vida”, una imagen típica de este año jubilar”.
Enlazando con el título de la conferencia el prof. Serrano Oceja afirmó que ya hay algo evidente en este papado: san Agustín será uno de los grandes protagonistas. Así, explicó que, en su primera intervención como Papa, León XIV se definió como un hijo de san Agustín y, desde entonces, no ha dejado de citar prácticamente en cada discurso y homilía a su padre espiritual, lo que, en palabras del conferenciante: “en plena crisis de confianza y autoridad y en medio de un fuerte escepticismo frente a las instituciones, resulta estimulante que un religioso hable con tanto cariño de su fundador y pregone sin complejos su vocación de agustino”.
Serrano Oceja recordó que San Agustín se enfrentó a la caída del Imperio Romano, la invasión de los Bárbaros, un cambio de tiempo, tiempo eje, y ahí estaban los cristianos. “Cuando Roma, afirmó el profesor Serrano, cayó a comienzos del siglo V, surgieron explicaciones de todo tipo: los paganos lo interpretaron como un castigo de los dioses por la adopción del cristianismo, mientras los cristianos lo entendieron como un castigo a Roma por seguir siendo la prostituta de Babilonia. San Agustín, en esos tiempos de cambios, rechazó ambas interpretaciones y desarrolló su teología sobre la antigua lucha entre las dos “ciudades” opuestas, no cristianos y paganos, sino dos “amores” que anidan en el corazón humano: el amor por sí mismo, cerrado a la trascendencia y el amor que se entrega a sí mismo y por consiguiente encuentra a Dios. También nosotros tenemos que decidir, concluyó.
El acto finalizó con unas breves palabras de D. Rafael Zornoza en las que enfatizó la importancia de vivir nuestra fe con esperanza, lo que nos debe llevar a ser optimistas.