En la Misa de consagración del altar de la Catedral Basílica de Santa María la Antigua de Panamá, el Papa Francisco alentó a sacerdotes a no dejarse vencer por los cambios que parecen “poner en duda” la viabilidad de la vida religiosa y evitar caer en “una de las peores herejías posibles para nuestra época”.
El Santo Padre llegó a la catedral pasadas las nueve de la mañana y al ingresar al templo colocó una rosa de plata en la imagen de Santa María la Antigua, traída por los españoles en 1510.
Luego, el Pontífice asperjó agua bendita al altar de la catedral, ubicada en el casco antiguo de la capital y sede de la Arquidiócesis de Panamá.
En la homilía que pronunció ante cientos de sacerdotes, consagrados y miembros de movimientos laicales, el Papa Francisco reflexionó sobre el encuentro de Jesús con la samaritana en el Evangelio y se refirió al cansancio que experimentan los sacerdotes y consagrados ante los cambios que “parecen poner en duda” la viabilidad de la vida religiosa.
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